ELEGÍA DEL ÁRBOL POR LA PODA DE SUS RAMAS NUEVAS EN FAVOR DEL BOSQUE

La consolidación de un mar viajado es eclipse
en las telarañas del viento que nos sopla
creemos saber el método, mas una y otra vez sucede
que el tiempo y sus secuaces nos impiden adelantar el ritmo
lento y doloroso de vernos el pasado

Los ojos de mis manos sangran tan dulcemente que no puedo
vivir ante el niño muerto que se llevó la música asonante
un acorde mal hecho sonando tan tétricamente
limpio que nos llevó al ocaso ¡Cenit huye de mi sombra!

Desorden, desvidas, desierto el pecho ante el cristal callado
la soledad sonora de nuestro tierno anhelo disuelto en un campo
sordo gris sin ánima ni leyenda
Una cascada se agrandó tras el suicidio impersonal del egoísmo
uno muerto cuando muere el nato

Es por eso que una atadura se eleva cual bandera
roja en los caídos
Homenaje del que nunca fui parte, sin embargo
agente actuante e insignificante, pero ejecutante

Requiero un trasplante muger
estoy perdido, duelo
¡Fuegos transmútenme la mente!
¡Amnesias! denme de comer
un sable oculto en la madeja y petrificado

Asciendo arena de mi pecho
bajaré algún día a tu portal
de acero carne y nada hecho de ruido
amor entre estos dos que ya son luto

CUENTO DEL NO RÍO

En el sin ruido de mis manos mutiladas
me ato en la guitarra desgarrada de la aurora
Canto de un guijarro renacido,
recogido grillo de arrebol,
tradición minúscula de antaño

Un río alguna vez nació en el mar y murió en pequeña beta
“de señora muy blanca”,
retrocedió en su oscuridad de ciego sin memoria,
se bañó mil veces en su propio cauce
pues jamás cambió
―fue Cronos su peor alimento
pero no fue otro―

Aún no cicatrizaba la sangre de sus manos caídas en el agua
cuando evaporóse todo
Una nube ocultaba las seis cuerdas
y los ecos de formas videntes mutilaban en espejos,
la boca ensangrentada en su alimento se ocultó
sin embargo fue una lágrima
y cadena
Atado de pies comió sus labios

Ruiseñor hay un techo sobre tus alas
si no cierras los ojos ¿a qué volar?
Del manto gris chorreó un hilo rojo
el sueño escojo sobre la mirada

La princesa rana se comió al guijarro,
el grillo abrió su pecho y acabó tumbado entre espinas
Colorín coronado
en la historia hay más clavados